“Con implacable insistencia el dedo apunta a lo más recóndito del ser,
No como advertencia sino con Amor.
La leyenda de la pared no es ni misteriosa ni amenazadora
para quien sabe interpretarla.
Las paredes se derrumban y con ellas caen nuestros temores y reticencias.
Pero la última que cede es la pared que cierra el ego.
Quien no lee con los ojos del Yo no lee en absoluto.
El ojo interior atraviesa todas las paredes,
descifra todas las leyendas,
transforma todos los mensajes.
No es un ojo lector ni valorativo,
sino un ojo informador.
No recibe luz desde afuera, sino que la irradia.
Irradia luz y regocijo.
Mediante la luz y el regocijo, el Mundo se abre,
Se revela tal como es:
Inefable belleza
inacabable creación “
Henry Miller
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